La globalización no sólo comporta la homogeneización de costumbres, sino que también puede facilitar colaboraciones como la que han establecido el músico vasco Fermín Muguruza y Al Jazeera, cadena de televisión que le ha encomendado la realización de una serie de programas sobre la música de los países árabes.
Luis Hidalgo
El encargo ya tiene forma y se ha comenzado a grabar en Egipto, país que protagonizará dos de los 13 capítulos de una serie que tiene previsto concluir las grabaciones en Sudán y que será emitida por el canal internacional de documentales de Al Jazeera en lengua inglesa.
El proyecto se gestó cuando el músico presentó en el Doha Cultural Festival (Qatar) y en el Dubai Film Festival su documental Checkpoint rock, un recorrido por la música actual de Palestina sustanciado en entrevistas con alguno de sus intérpretes más destacados. Según Muguruza, "los responsables de Al Jazeera se mostraron muy interesados en este trabajo y me ofrecieron la posibilidad de hacer algo mucho más exhaustivo". Fermín Muguruza, que en los primeros momentos se mostró perplejo ante la naturaleza del encargo, acabó por entender las razones que habían movido a los responsables de Al Jazeera: "Estaban informados de mis actividades y de mi trayectoria artística".
Según el músico, "la cadena deseaba un punto de vista externo, de un músico, que fuese amante de la fusión de culturas y sonidos y que mostrase respeto por las culturas ajenas a la suya", indica Muguruza.
Durante meses, Muguruza preparó en Irún, su localidad natal y de residencia, la documentación necesaria para abordar esta empresa, que le mantendrá ocupado durante todo este año. La serie contará con 13 capítulos de 45 minutos de duración, cuyas cinco primeras entregas han de estar concluidas en julio.
Según Muguruza, el enfoque de la serie pretende "abordar la música de estos países intentando no dejarse llevar por prejuicios. Quiero ir con una idea lo más neutra posible. Será difícil para mí, ya que siempre he creído que la música está vinculada a la política, pero no quiero hacer documentales políticos al uso. Voy con la intención de sorprenderme, de hacer una especie de viaje musical en el que me iré encontrando con distintos protagonistas de los que escucharé sus vivencias". A tal efecto, Muguruza tiene un cuerpo de preguntas comunes para todos los artistas (entre seis y ocho por capítulo), preguntas que pretenden averiguar cómo y por qué comenzaron a hacer música, qué música escuchaban en sus entornos familiares y sociales en su niñez y juventud, qué formación musical recibieron y por qué escogieron la música como modo de expresión.
Las cuestiones que desde un punto de vista occidental resultan más vidriosas no suponen un problema de especial envergadura para Fermín Muguruza, quien afirma: "sobre los aspectos religiosos hay bastante desconocimiento. Es cierto que la religión tiene peso en la música, pero no es menos cierto que al ser música de marcado acento costumbrista, la mirada no sólo se fija en la religión, abordando muchos otros aspectos de la vida cotidiana que van de las relaciones familiares a las cosechas".
Sobre lo que no existe duda, tal y como manifestaba en el documental que rodó en Jamaica narrando la grabación de su disco Euskal Herria Jamaika Clash, "es que la música en los países árabes, al igual que en Jamaica, es una celebración de la vida. Allí no está tan vinculada a la industria del entretenimiento como entre nosotros". Esta consideración no oculta la evidencia de que "la globalización está produciendo que la tecnología, algunos patrones rítmicos y algunos estilos musicales estén influyendo de manera muy significativa en la evolución de la música árabe, que no se encuentra aislada del resto del planeta. Por ejemplo, en la Kabilia admiran a Dylan, y en Sudán el rapero Emmamnuel Jal, antiguo niño soldado, ha hecho piezas criticando el culto a las armas de raperos como 50 Cent".
La idea de fusión resulta muy atractiva para el músico vasco, "ya que lo que podemos entender como música árabe es el proceso de siglos de fusión de culturas".
El músico logró reunir una importante documentación sobre los distintos artistas que se disponía a entrevistar en cada país. El listado se estableció mediante consultas con sus contactos en la zona, amigos y sugerencias de los propios responsables de Al Jazeera. Para cada país ha contado con un asesor seleccionado por él mismo, y también ha sido él quien confeccionó una lista que incluye periodistas locales, fotógrafos, artistas, cineastas y músicos como Yacine Belahcene, artista argelino-catalán actualmente al frente del grupo Nour. La cadena Al Jazeera le ha brindado apoyo para que pueda disponer de un equipo local de tres cámaras.
Sin juicios previos
El músico vasco quiere desprenderse de todo tipo de juicios previos a la hora de abordar este nuevo trabajo. Aspectos como la religión y la mujer en el Islam estarán estrechamente ligados a la cultura. En su documental Checkpoint Rock, Fermín Muguruza realizó una serie de entrevistas a raperas palestinas que manifestaban el progresivo cambio del papel femenino en las sociedades árabes.
Al respecto, Muguruza recuerda el caso de Cheikha Rimitti, una de las diosas musicales del Magreb, "una mujer cuyo nombre deriva de la expresión 'vuelve a llenarme el vaso' y cuya afición al alcohol y a los hombres no escandaliza a nadie a estas alturas. Y hablando de escandalizarse, responsables de Al Jazeera aún están perplejos por lo que vieron en el barrio Rojo de Ámsterdam o por las publicaciones que desnudan a nuestras mujeres y que aparecen en los quioscos de prensa".
Fuente: El País, Madrid, España
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