domingo, octubre 25, 2009

«La huérfana» Niña mala




Koldo Landaluze
Gara

En esta su tercera experiencia como cineasta, el cineasta barcelonés afincado en Los Ángeles Jaume Collet-Serra, apuesta por un modelo de cine de terror sicológico con ciertas ínfulas autoriles. Un filme opuesto en sus intenciones a aquella producción de serie Z en la que participó la mismísima Paris Hilton y que llevaba por título “La casa de cera”.

Dejando a un lado el encargo Disney-Adidas que supuso su segundo filme -«¡Goool 2! Viviendo un sueño»-, Collet-Serra retorna a los senderos del terror apadrinado nuevamente por Joel Silver con este filme que, contra todo pronóstico, está consiguiendo una suculenta taquilla. Digo lo de contra todo pronóstico porque resulta muy difícil sacar mucho más rédito a una fórmula que imaginaba agotada: la del niño malísimo que saca de quicio a quienes le rodean.

Y de eso únicamente va «La huérfana», un filme insalubre en su atmósfera y gobernado por completo por una niña-demonio que se instaló en el seno de una pareja para hacerla feliz y que, progresivamente, transformará las vidas de sus sufridos padres adoptivos en un auténtico infierno doméstico.

La principal «diferencia» que existe con otras producciones similares radica en su intencionada mala leche a la hora de perfilar el seno de una familia aparentemente estable. Poco más tiene de original una cinta que se excede en sus dos horas de metraje para contarnos una trama ya consabida y en la que al espectador únicamente le queda la posibilidad de descubrir el crescendo de barbaridades que comete la pequeña protagonista.

Tal y como suele ocurrir en este tipo de propuestas, todas las miradas se centran en la epicéntrica maldad que concentra el personaje que ha interpretado con notable solvencia una precoz Isabelle Furhman. Frente a ella, Vera Farmiga y Peter Saargaard componen unos personajes bien cortados y a los que les corresponde ejercer de saco de golpes en cuanto su temible hija entra a escena y nos guía hacia un final en el cual nos aguarda una curiosa sorpresa que aporta cierto sentido al conjunto.

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